Llegas tarde. Llegas tarde para que tus actuaciones me condicionen.
Aún puedo demostrar debilidad, parecer que sucumbo y me paralizo, pero no es obra tuya. Ni por ti. Es respuesta a mi cansancio y al tiempo que aún preciso para deshabituarme a la entrega en el vacío.
Has llegado en el momento que estoy abriendo mis ojos. En el tiempo en el que ya no confío más que en mi propio criterio para dirigir mi vida.
Pregunto, escucho respuestas, pero nada me condiciona.
Ya fui. Fui joven, fui hija, fui amante, fui esposa, fui madre, fui profesional… y me creí que todo ya pasó.
Me equivoqué y creí a la nada, a la nada que me condicionaba en su propia miseria.
Fui, pero sigo siendo, y ya no voy a vivir la vida de los demás como responsabilidad mía.
Dejé muchas cosas en el camino, no me distingo de nadie. Hice lo que quise a pesar de mí – no me engaño – . Me movió mi propio deseo, y las decisiones que tomé, aún errantes de mi bienestar, fueron mías y solo mías.
Viví intensamente, conocí el dolor y la inmensa dulzura; aprendí a desprotegerme, y con ello crecí y se me abrieron mil caminos.
Sé de la pérdida y la renuncia, por eso, ahora, no tengo miedo. No siento el vacío, aunque, hoy, no haya nada exterior que me sostenga.
Me siento libre, más que nunca. El tiempo y la evolución natural de la vida me han eximido de responsabilidades que antes me demandaban. Cumplí mi trabajo, mi función, fui abnegada, ya pasó.
Es mi tiempo, empiezo a ser libre y he decidido coger el testigo de mi voluntad.
Seguiré siendo fiable, no traicionaré mis principios, pero ya no cuidaré las expectativas de nadie.
Puedo amarte, pero ya no puedo amar a pesar mío. Hoy no renuncio a la igualdad, a la respuesta, al dialogo, a la ternura ni a la pasión.
Puedo amarte, pero amándome a mí más que a nada: la mejor forma que puedo ofrecerte.
Nunca rechacé el dolor, lo acepté como parte de la vida y comprensión del amor. Por eso, nada me aleja de ti, nada me insatisface: ni tú mismo. Si eres real, enraizarás en mí vida y a mí solo me quedará renovar mi compromiso de amor: natural y sencillamente. Sin consciencia.
Seré yo, a pesar de ti, de tu personalidad y de lo que quieras o puedas darme. Te aceptaré mientras sea mi decisión, y en el camino no renunciaré a nada.
Cubriré mis necesidades contigo y sin ti. Tendré amigos, amor, pasión, calor y reconocimiento, y, a pesar de todo, tú seguirás siendo mí elección.
Mientras yo quiera, a pesar de ti y a pesar de mí.
Hoy soy mía, y para mí no es tarde, sino la hora.
Deja un comentario